Lección #89
La mosca y
la abeja
Cuenta la
historia, que un día, una mosca y una abeja se toparon en una flor. –bueno, me gustaría
poder decir que mi abuelo me dijo la historia.
Una abeja,
con sus aros abdominales hermosos, llena de pelos y cuatro alas, sus seis bien
formadas patas, y el buche lleno de oloroso néctar de las mejores flores, con desdén
de realeza voltio a ver a la negra y desdichada mosca que al toparse con ella
entre las flores, obstaculizaba su afán y trabajo.
-Dime,
bicho horroroso, ¿Qué haces en mis flores? ¿Qué no te has enterado que mis aéreas
de trabajo son los hermosos lugares floreados y tu lugar está entre la basura? Los
campos floreados de algodón y alfalfa, perfumaban todo el valle donde los dos
insectos se encontraron. No era por desdén, ni era por ignorancia, simplemente
existen especies que naturalmente se repelen entre sí. El flojo evita al trabajador,
el mentiroso al piadoso, el productivo al mediocre, el vulgar al probo, el indecente
al decente, y el apicultor al acopiador ciempiés.
La mosca,
con sus ojos irritados por tanta luz, frotándoselos con sus sucias patas, le
dijo; yo no soy capaz de morder o masticar y tengo que vomitar ácidos sobre la
comida, para digerirla afuera de mi, antes de chupar la mescla. Vivo de las
basuras y animales muertos mismos que pruebo y deleito con mis patas y pelos, y
raramente me paseo entre las flores. Mi vida, a pesar de que tú la veas como
sucia y desagradable, es necesaria para la humanidad. Tu arrogancia no te deja
ver mi necesaria existencia mi querida ojona. Sí, estoy de acuerdo, contaminamos
todo lo que tocamos, totalmente opuesta es nuestra forma de vida a la tuya,
pero, sin nosotros, los cadáveres y escoria permanecerían en la naturaleza por
un gran tiempo. Sus miserables restos no serian consumidos por nuestros
gusanos, y la peste que despediría la descomposición microbiana, sería tan
lenta, que los gases propios de la descomposición contaminarían el aire que
respiran los humanos, casi al punto de ser no apto para la vida. Si, causamos
enfermedades, pero también se nos encarga la gran tarea de limpiar las porquerías
que los humanos y todos los demás animales nos dejan.
Tú tienes
reina y reino, vives en una sofisticada y productiva sociedad, pero yo, vivo
una vida solitaria. Se nos ha considerado como agentes de la muerte y deterioro
y aun en la biblia, se dice que formamos plagas que afligen a la humanidad. Todos
nos persiguen y matan, pero nosotros regresamos a sus desechos y apoderándonos de
sus remanentes, recuperamos nuestros muertos. Tu produces miel y todo lo que tu
tocas, y con polinización, produce, prospera, construye, mas sin embargo, a nosotros
nos consideran malvadas, y en la mitología reina, hasta se inventaron al Dios
Myiagros para que ahuyentara a nuestras hermanas durante los cultos a Zeus y
Atena.
La abeja,
sin una naturaleza para pelear contra otros insectos a menos de que se le
ataque, contesto;
Yo se que
eres hija de la basura y tu padre es la carroña, entiendo que tu dios es el
mismo Belcebú, y te escondes de la limpieza. Yo se que tu existencia es
necesaria como la noche al día, pero tu obscuridad aunque sea necesaria, no
cabe cerca de la mía.
Vete a tu
basura, come tu carroña, y déjame existir en la dulzura de las flores, aun que
seamos animales alados, y en apariencia similares, nuestro propósito y
capacidad existencial difiere entre tú y yo.
Yo produciré
sonrisas y satisfacción a los paladares, traeré medicina a los que la
necesitan, mas en cambio tú, contaminando todas las cosas, reposando sobre los
labios mal cerrados de los niños y ancianos, compartirás enfermedades. Y que mis
veranos siempre sean dulces, y tu agusanada existencia sea juzgada por todos.
Pregunto; que
es la mosca, ¿plaga o necesidad?
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