Thursday, December 25, 2014



Bienaventuranzas Apícolas

Bienaventurados los que tienen pobres colmenas y pobres sus conocimientos son; porque de ellos es el reino del triunfo y reto personal.
Bienaventurados los que alcanzando el conocimiento, han estandarizado su equipo y llegan con colmenas fuertes al invierno.
Bienaventurados los que tratan y alimentan a tiempo sus abejas; porque bienaventuranza tendrán en sus cosechas
Bienaventurados los que lloran por falta de apoyos; porque en ellos existe la habilidad de triunfar por si solos, si así se lo proponen.
Bienaventurados los que admiten su ignorancia, porque el conocimiento los hará libres.
Bienaventurados los mansos y humildes de corazón; porque el éxito en la apicultura será su recompensa.
Bienaventurados los que lloran por la destrucción del medio ambiente, porque de ellos recibiremos la salvación.
Bienaventurados los que creemos en un futuro optimo; porque con nuestra hermandad venceremos los obstáculos.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los que pueden hacer de esta actividad una profesión y forma de proveer para sus familias; porque ejemplo serán por generaciones.
Bienaventurados los que padecen persecución por su búsqueda de justicia; porque los malos están temblando ante su presencia.
Bienaventurados los que pueden compartir sus conocimientos para el bien común

Bienaventurado soy yo, hombre libre, feliz, irreverente, insurrecto y sano, marido de una gran mujer, padre de grandes hijos e hijas, y que tengo una gran familia apícola, de enorme valentía, solvencia moral; y bienaventurados todos de corazón.

Tuesday, December 23, 2014



Carta a Carmelo.

Duerme, duerme…
Carmelo nació Tarahumara, mexicano; y huérfano de patria y de bandera.
No recuerdo a ciencia cierta si su madre o su hermana fue quien me lo entrego, para el caso eran la misma, y a calidad de quien o cual; no tiene importancia. Era un niño reprimido, masculinamente serio y de enorme inteligencia.
De escasos 8 años de edad, no entendía más que lo que hoy en sus 17 entiende. La vida suele ser ensordecedora suspicaz de la verdad, y miente ante las adversidades como para dotar de beneficios a quien lo necesita.
Duerme, duerme…
Si, duerme- y que el sueño tal vez te proteja de la verdad. Eres ya un hombre en tu cuerpo, pero te aferras a tu niñez que te abandono, te dejo; se olvido de ti. No quieres llegar a hombre, porque los hombres carecemos de entendimiento, y excedemos en calificativos para gente como tú. Me gustaría decirte que no despiertes mas, que el mundo que te espera es cruel, y que la vida exige de ti, mas aun que lo que puedes dar; solo para sobrevivir. Gozaría con decirte que estos bosques que quedan, solo son el vestigio de lo que fue de tus ancestros, y lo que hoy se tala, aun te pertenece a ti, aunque como pago recibas solo limosna de un miserable empleo. Fueron tus ancestros quien no se rindieron ante los conquistadores, fueron ellos que protegieron su dignidad ante todas las adversidades, y hoy, te conformas con fumar mariguana para mitigar el vacio que tu existencia ha generado. No me culpes a mí, yo quise hacer de ti un hombre bueno, solo quise darte una cama limpia, una comida decente, y una educación; solo el tiempo lograra decir si lo eres o no lo que quise que fueras. Eres parte de una raza de hombres que erguidos, lucho para ser quien son, inteligentes y soberbios lucharon por la verdad…su verdad. Eres raza de hombres de la montaña, pero lucha por no escuchar el “canto de la sirena”, la tentación de la vida moderna; el alcohol y las drogas. Corre, corre, lucha y pelea por ser quien debes de ser.
Y cuando falte la verdad, el amor, y el cariño de un padre; busca en el horizonte, busca una fogata que te estará esperando hijo mío. No creas que tu rebelión ha obscurecido mi corazón; ¡no! Busca una lumbrera que dejare prendida para que encuentres tu camino de regreso. Regresa a tu hogar que todos extrañamos tu presencia.  
Regresa a nosotros y enciende la hoguera, que tanta falta hace tu presencia en nuestras vidas.
Busca el pino más alto, y busca sus luces que anticipadamente he previsto para ti, para que iluminen tu regreso y llegada, para que no me asusten con tu presencia, y para que mi alma se regocije en tu presencia. Ya con tu apoyo, continuara nuestra labor con las abejas, iniciaremos los preparativos para la polinización de la manzana y aprevendremos para la cosecha.

Sunday, December 21, 2014



¿Qué es la apicultura?


Para entender la apicultura, tendremos dividir esta actividad en tres niveles; Apicultura de Aficionado, de apicultor semi comercial, y el apicultor comercial.  El aficionado puede o no, tener colmenas, y el gusto por ellas, lo lleva a una investigación para satisfacer sus necesidades de conocimiento. El semi comercial, o aficionado plus, es el que teniendo un empleo, y forma de sustentarse, se dedica a la apicultura ya sea para suplementar sus ingresos, o para sostener su adicción. Y, te has de preguntar; ¿Por qué adicción? Pues para mí, una actividad que da placer, te quita tú tiempo, tu dinero y esfuerzo, y continuas tan solo por su encanto y delicia y no te reditúa como actividad comercial; es una adicción. Luego en tercer término, tenemos a los que se dedican a esta noble actividad, que ya sea por el conocimiento, dedicación, esmero o esfuerzo, han logrado equilibrar la balanza y contabilidad, y el rendimiento de su inversión les deja para vivir de las abejas y el conocimiento aplicado sobre la actividad.
La apicultura, “es la actividad dedicada a la crianza de las abejas y prestarles los cuidados necesarios con el objeto de obtener y consumir los productos que son capaces de elaborar y recolectar”, según el diccionario. El apicultor, es el que se dedica a la apicultura.  Asumiendo pues que esta descripción es acertada y atinada, muchos de nosotros no cumplimos con la descripción de ser un apicultor, al no obtener o consumir los productos que de ahí emanan, que ya sea por ignorancia, malos manejos, malas prácticas o inconsistencia de logística productiva; nuestras abejas no producen más que dolores de cabeza.
El apicultor será pues, el que atinadamente pueda y sepa como producir, no por casualidad o accidente, sino por el conocimiento adquirido e implementado sobre sus animales. La necesidad que tiene el apicultor hoy en día de instruirse, está a la par con los grandes cambios y retos que día a día, llegan al campo, que ya sea de forma natural o causadas por el hombre, y amenazan con acabar con todo aquel que no se adapte a los cambios.
El apicultor moderno exitoso, será el pueda reaccionar a los retos del clima, sobrepoblación, deforestación, plagas y bichos que afligen nuestras colmenas. Pero, ¿Cómo reaccionar atinadamente si no sabemos cómo?, o aun mas allá, ¿Cómo sabremos distinguir que estamos en una encrucijada o al borde de un precipicio si no tenemos la visión educada para reaccionar a los peligros antes y no después de estos?
La apicultura, en cualquiera que sean los términos que se practica, es una actividad que merece que se le preste la atención debida por parte de las autoridades de todo el mundo, ya que sin apicultura sustentable, el mundo terminara sin apicultores, y sin apicultores; la humanidad perderá una de las industria mas benéficas y sin daños colaterales que cualquier otra industria conlleva.
El mundo entero está en caos por los cambios climáticos, el uso extensivo e indiscriminado de agroquímicos, la deforestación y explosión democrática, y esto es solo el principio, sugiero pues, que el apicultor que saldrá avante en esta envestida, será el que educadamente, se sepa adaptar, de lo contrario, estaremos culpando a otros CCDs, o el uso del teléfono, o la luna y las estrellas, por la falta de educación y reacción oportuna y a tiempo de nuestra parte.


"De atardeceres y de soledades, de andar y andar, buscando verdades; para encontrar siempre otra pregunta, de ir y venir, y no llegar nunca"

Carnal:
Ayer fui al barrio en donde, en nuestra niñez, nos paseábamos con el rostro al sol. Donde lo de la Carmela, ¿recuerdas?
Como tú lo sabes, los parajes de felices atardeceres y de juegos sin fin de nuestra infancia, son desolados ya en esta nuestra madures. Las lluvias que ni tempranas ni tardías sino excepcionalmente torrenciales, les han dado un verdor sinónimo de vida a todos los jardines y terrenos baldíos y abundan los quelites y chamizos tiernos.
Las ranas han remplazado a los alacranes y moscas. Las grúñalas de mi abuela ya no tienen importancia ni influencia en mi vida y a la música de la guitarra de mi tío Gustavo no la busco más. No sé dónde, mi querido hermano, se me cubrieron los ojos del prisma que nos hacía ver todo mejor. No sé cómo, pero mi interior se pudrió al igual que aquellos perros muertos que en medio del verano la gente tiraba en los terrenos baldíos que utilizábamos de campos de juego; allí donde buscaba yo piedrecillas de colores brillantes y alacranes rubios para después hacerles pelear con alguna cucaracha desafortunada. No entiendo cómo aquellos parajes me dieron la felicidad en un primer beso, y placer en un pleito callejero. Ya no encuentro en mí la inocencia que me capacitaba para llenarme de placer con las pequeñas cosas y eventos cotidianos.
“Don Kentuky” ya no se para en la esquina del barrio meneando su bastón, esperando clientes para sus bienes raíces, y “El Bolas” es hoy un abogado que castiga y vive muy bien de los delincuentes fiscales. La casa de nuestros padres donde se predicaron los buenos modales, la derrumbaron para hacer una Iglesia donde se predica el amor de un galileo (creo que se trata de algún europeo).
Un tiempo después de ya entrada mi madurez, y unos instantes después de creerme feliz, un golpe duro me rompió la piel. Me aventuro a creer que fueron muchos golpes, y que por lo seguido y macizo, los asimilé como si fuesen uno solo. Me siento a menudo en transe desnudo y caminando, con gusanos en el corazón.
No sé de qué manera le permití a la vida, teñir mis asoleados días, de la bruma artificial de los atardeceres de un adulto. Pasé, como tú lo sabes, por difíciles y eternos días de tristeza e hice de la muerte la mancuerna con posibilidades existenciales. He llegado a un estado de estanco emocional y letargo laboral y me contento con las ranas.

Asisto al peluquero una vez al mes, aunque no necesite un corte de cabello; me presento a la terapia que, sin saberlo, él me da. Pero en este momento creo ser de alguna manera extraña feliz, aun en medio de los gusanos que nacen y se alimentan de mí.

Tu carnal

Septiembre de 2006